Todos asociamos el Lindy Hop con alegría, diversión, baile, fiestas… pero hubo un tiempo y un lugar en el que ser un Hopper te podía acarrear persecución, palizas, cárcel, internamiento en campos de concentración e, incluso, la muerte: la Alemania bajo la dictadura nazi.
ANTECEDENTES
Aunque el jazz llegó a Europa a principios del S. XX no sería hasta el estallido de la I Guerra Mundial, y más en concreto con llegada de las tropas norteamericanas al continente, cuando este movimiento musical se asentaría en países como Inglaterra, Francia o la misma Alemania. Curiosamente, y a pesar de su origen popular y afroamericano, el jazz pronto caló entre la clase intelectual y cultural del viejo continente.
Durante los años 20, el Berlín de la República de Weimar se convertiría en la capital del jazz en Europa, título que ostentaría París en los años 30, por su rica e intensa vida nocturna repleta de cabarets, salones de baile, la mayoría de ellos pertenecientes a hoteles, y los cafés nocturnos. Algo que dio un fuerte impulso al éxito del jazz es que por esos años ya había cierta estabilidad económica y la gente, tras los años del horror bélico, tenía necesidad de diversión. Además, en esos años, aparecieron las grandes orquestas que, convirtieron el jazz en música bailable, por lo que adquirió un gran éxito a nivel popular.
Ya en los años 30 el swing era el verdadero protagonista en todas las salas de baile con sus melodías pegadizas y mucho más bailables. En las salas de baile cobraron mucho protagonismo las bandas u orquestas extranjeras, principalmente inglesas, pero también de Estados Unidos y Francia.
Pero ya en aquella época, antes de la subida al poder de los nazis, había voces contrarias a estos estilos musicales. Los conservadores nacionalistas y los círculos de la derecha protestaban en contra de la denominada música fremdländisch (extranjera) y abogaban por su erradicación. Incluso Seigfried Wagner, hijo del célebre compositor Richard Wagner, lo definió como un ruido bárbaro.
LA LLEGADA DE LOS NAZIS AL PODER (malos tiempos para la música)
Con la llegada de Hitler al poder, en 1933, corrieron malos tiempos para todo movimiento cultural que no se ajustase a los criterios nazis. Para ello, el régimen nazi, monopolizó todos los medios de comunicación, especialmente la radio, controlando a través de estos todas las expresiones culturales. Y a su vez, el Ministerio de Propaganda, dirigido por Goebbels estableció un férreo control de las actividades culturales en Alemania a través de la Cámara de Cultura del Reich. Dentro de este organismo había un departamento exclusivo para la música, Cámara de Música del Reich, que tenía como misión preservar la pureza de la música germana y alejarla de las influencias del modernismo, todo lo que “oliera” a moderno o innovador era declarado contrario a la ideología del gobierno y, por tanto, había que eliminarlo. Aparte de la modernidad, otro de los factores que provocaban la exclusión de un determinado tipo de música era la filiación política o racial del compositor o cantante de la misma: judíos, afroamericanos o simpatizantes del marxismo. Compositores de la talla de Stravinsky, Hindemith, Schoenber y Berg fueron prohibidos y, algunos de ellos, tuvieron que abandonar la Alemania Nazi.
En lo que respecta al jazz y al swing, dados sus orígenes afroamericanos y el gran número de intérpretes judíos así como sus connotaciones sexuales, desenfreno, rebeldía y libertad musical, chocaron frontalmente con el ideario del régimen nazi por lo que intentaron manipular a la opinión pública en su contra proclamando cosas como: “…el llamado Jazz debería estar desprovisto de esos ritmos histéricos propias de razas bárbaras cuyos oscuros instintos podrían enajenar el espíritu germánico, así como de todas esas sordinas que convierten el noble sonido de los instrumentos de viento metal en aullidos judeo-masónicos…” o emitiendo informes como el relativo al festival en Hamburgo de 1940: “…los bailarines daban un espectáculo desagradable. Ninguna de las parejas bailaba normalmente; había solo swing, y del peor. En ocasiones dos muchachos bailaban con una chica sola; en otras varias parejas formaban un círculo abrazándose, saltando, batiendo palmas, incluso refregándose las partes posteriores de la cabeza unos con otros… Cuando la banda tocaba una rumba, los bailarines entraban en éxtasis salvaje. Todos se juntaban alrededor y cantaban los coros en inglés. La banda tocaba números cada vez más violentos; ninguno de los músicos se encontraba ya sentado, todos se movían en el escenario compulsivamente, como animales salvajes…” algo que iba, claramente, en contra de la moral nacionalsocialista del régimen nazi.
En un intento por germanizar este género musical el gobierno nazi proclamó una serie de reglas a las que se tenían que ceñir todos los intérpretes de jazz:
- Piezas con ritmo foxtrot (el así llamado swing) no deben exceder el 20% del repertorio de orquestas ligeras y bandas de baile.
- En este repertorio del así llamado jazz tienen preferencia las composiciones en clave mayor y letras que expresen la alegría de vivir en vez de las letras sombrías de los judíos.
- En cuanto al tempo, también se dará preferencia a composiciones enérgicas sobre las lentas (el así llamado blues); en cualquier caso, el ritmo no debe exceder cierto grado de allegro, en consonancia con el sentido ario de la disciplina y la moderación. En ningún caso serán tolerados excesos negroides en el tempo (el así llamado hot-jazz) ni en interpretaciones solistas (así llamadas breaks).
- Las composiciones del así llamado jazz deben contener como máximo 10% de síncopa, el resto deberá consistir en un movimiento legato natural desprovisto de los reveses rítmicos histéricos característicos de las razas bárbaras y vehículo de oscuros instintos ajenos al pueblo alemán (los así llamados riffs).
- Estrictamente prohibido utilizar instrumentos ajenos al espíritu alemán (los así llamados cencerro, flexatone, plumillas, etc.), así como todas las sordinas que convierten el noble sonido de los instrumentos de viento y metal en un aullido judeo-masónico (el así llamado wa-wa, hat, etc.).
- También están prohibidos los así llamados breaks de percusiones que duren más de la mitad de un compás en un ritmo de cuatro cuartos (excepto en marchas de estilo militar).
- El contrabajo debe tocarse exclusivamente con el arco en las así llamadas composiciones de jazz.
- Puntear las cuerdas está prohibido por dañar el instrumento e ir en detrimento de la musicalidad aria; si un efecto del así llamado pizzicato es absolutamente deseable para el talante de la composición, debe tomarse estricto cuidado para que la cuerda no golpetee en sordina, que desde ahora está prohibida.
- Los músicos tienen igualmente prohibido realizar improvisaciones vocales (el así llamado scat).
- A todas las orquestas ligeras y bandas de baile se les aconseja restringir el uso de saxofones de todos los tonos y sustituirlos por el violonchelo, la viola o posiblemente un instrumento folclórico adecuado.
A partir del año 1938 se inauguraron en Alemania algunas exposiciones llamadas Entartete Musik (música degenerada) que era el término que utilizaba el gobierno alemán para la música que ellos consideraban perniciosa o decadente. La más importante fue la de Munich y en el cartel que lo anunciaba presenta al jazz como algo primitivo y peligroso a través de personaje poco atractivo, negro y con una estrella de David en su chaqueta, que está tocando un saxofón, el instrumento más popular dentro del jazz.
Otra de las medidas que tomaron los dirigentes nazis, demostrando así su aversión hacia este tipo de música, fue la prohibición de su difusión en la radio en el año 1935. Esta medida no resultó tan buena idea ya que, los seguidores del jazz, comenzaron a sintonizar emisoras extranjeras, especialmente la BBC británica, por lo que, además de escuchar música prohibida, podían escuchar noticias que no eran las oficiales del régimen. En el año 1942 el mismo Goebbels terminó dictando una ley prohibiendo la entrada en Alemania de cualquier disco o partitura proveniente de los países enemigos. Esta medida no fue fácil de ejecutar pues muchos de los encargados de filtrar dichos discos y partituras no tenían los conocimientos suficientes para discernir qué era jazz y qué no lo era. Y además hay que señalar que el estraperlo funcionó a las mil maravillas en aquellos tiempos por lo que, aunque no en grandes cantidades, en Alemania entraba material suficiente para que los amantes del jazz y del swing pudiesen escuchar música de forma clandestina, aún a riesgo a ser descubiertos y arrestados.
Paradójicamente, Goebbels, a través del Propagandaministerium (Ministerio de Propaganda), creó un grupo de jazz que usó como arma propagandística contra las fuerzas aliadas. El grupo, liderado por Karl “Charlie” Schwedler, se llamó Charlie and his orchestra, a través del irresistible ritmo del swing, intercalaba mensajes anti-judíos, anti-americanos o anti-ingleses en los textos de sus canciones, cantadas en inglés, y que emitían en onda corta y media en Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña. Algunos de los éxitos de la banda como You’re driving me crazy o Slumming on Park Avenue (Let’s go Bombing) satirizaban al Primer Ministro Británico, Winston Churchill y le pintaban como un anciano que se escondía en los sótanos para protegerse de los bombardeos alemanes.
EL JAZZ EN LOS GUETOS Y CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
A pesar de todos los obstáculos y prohibiciones impuestas por los nazis el jazz y el swing, así como otros muchos géneros musicales, se siguieron escuchando e interpretando por todos los rincones de la Europa ocupada, incluidos los guetos y campos de concentración. En Perpiñán, primer campo de prisioneros en Francia, el vienés Erich Pechmann, encarcelado por sus orígenes judíos, cantaba blues e imitaba diferentes instrumentos con su voz, con lo que lograba levantar el ánimo de sus compañeros. En Sachsenhausen un grupo de estudiantes checo fundó un grupo vocal, Sing Sing Boys, en cuyo programa se encontraban abundantes temas de jazz y swing.
Pero, quizá, uno de los casos más llamativos es el del gueto de Theresienstadt, en la antigua Checoslovaquia, que era un campo de concentración “modélico” con fines puramente propagandísticos con el que se pretendía enseñar al mundo como eran los campos de concentración. En este campo reunieron a un elevado número de músicos de primera fila que organizaban multitud de actividades musicales: conciertos de música clásica y popular, ópera, música de cámara e, incluso, jazz. Bedrich “Fritz” Weiss, fue uno de los primeros grupos musicales que se formaron allí, y estaba compuesto de un clarinetista y saxofonista de jazz. Esta banda daría paso a la formación de algunas más, siendo la más famosa de ellas The Ghetto Swingers liderada por Martin Roman. Desgraciadamente, muchos de ellos, morirían en las cámaras de gas de los campos de exterminio.
SWINGJUGEND: JÓVENES CONTRA EL NAZISMO
El nacionalsocialismo quería tener bajo su control a los jóvenes de la nación alemana y para ello decretó la obligatoriedad de pertenecer a las Hitlerjugend, en el caso de los chicos, o a la Bund Deutscher Mädel, en el de las chicas. Si bien hubo una amplia mayoría de esa juventud que, bien por convencimiento bien por temor, se unieron a sus filas también hubo varios movimientos que se declararon en abierta rebeldía e hicieron caso omiso de esa obligatoriedad. Algunos de los más importantes y numerosos fueron los Edelweisspiraten, los Meuten y los Swingjudgend.
Los Edelweisspiraten eran jóvenes de clase trabajadora que se negaron a participar en las actividades de las Juventudes Hitlerianas y se mostraron hostiles contra el régimen (absentismo escolar y laboral, realización de grafitis y distribución de folletos en contra del nazismo, sabotaje industrial e, incluso, uso de violencia)
Similares en sus orígenes trabajadores a los Edelweisspiraten, pero de mucho más marcado carácter político, los Meuten surgieron en los barrios obreros de Leipzig y su ideario era afín al comunismo y socialismo. Probablemente por este hecho, su politización, sufrió una persecución y represión mayor que el resto de los grupos opositores juveniles.
El movimiento Swingjugend, término despectivo con el que los nazis se referían a los jóvenes seguidores del swing y que estos terminarían adoptando y usando con orgullo, nació en Hamburgo, posteriormente llegaría a ciudades como Berlín, Leipzig o Frankfurt, entre jóvenes de familias acomodadas y de clase alta. Sus gustos musicales (jazz y swing), su forma de vestir (ellos con americanas y abrigos de cuadros, o ropa de estilo británico y americano, y ellas con peinados similares a los que ponían de moda las actrices hollywoodienses y muy maquilladas) su forma de bailar (considerada por los nazis como degradante y falta de valor estético) chocaron con la moral que quería imponer el régimen entre los jóvenes arios; y su antimilitarismo y posicionamiento antirracial contra la política nacionalsocialista.
A pesar de todo esto el swing se tolera hasta cierto punto en Alemania, aunque con el estallido de la II Guerra Mundial, la vida de los Swingjugend se complicaría mucho más y, en 1940, tras la celebración de un festival de Swing en Hamburgo, en el que serían arrestados más de 500 jóvenes, terminarían siendo prohibidos definitivamente y perseguidos. Esta gran redada haría que los Swingjudend recurrieran a bailes clandestinos de no más de 20 o 30 personas (¿Sería este el origen de nuestros actuales clandestinos?) para intentar no ser descubiertos.
Finalmente, Himmler, conminó a los responsables del aparato represor nazi a eliminar el movimiento Swingjugend arrestando a sus cabecillas e internándoles en campos de concentración. Orden que extendería posteriormente a todos los seguidores de dicho movimiento. Alrededor de medio centenar de chicos y chicas Swingjugend de Hamburgo fueron deportados a varios campos de concentración. A su vez, los menores de 18 años fueron enviados a los denominados Jugendschutzlager (campos de reinserción para menores). Algunos de estos chicos y chicas morirían en estos campos, pero la gran mayoría de sus seguidores lograrían sobrevivir y seguir con su pasión musical.
Como dijo Michael Kater, un gran experto de jazz, “el jazz resistió como un símbolo de la libertad”.
El Swingjugend floreció a pesar de, y en respuesta a, el régimen totalitario de Hitler.
SWING HEIL!
NOTAS
- Swing Kids (Rebeldes del swing en la versión española) es una película estadounidense dirigida en 1993 por Thomas Carter y protagonizada por Robert Sean Leonard y Christian Bale y cuyo término es más conocido que el de Swingjugend, que es el históricamente reconocido.
- El sello DECCA publicó una serie de discos con el título de “Entartete Musik: Music supressed by the Third Reich” como homenaje a todos los músicos y compositores perseguidos por el nazismo.
- En la colección Jazz in Paris de “Gitanes Jazz Productions” se puede encontrar un disco titulado “Jazz sous l’occupation” con 24 temas grabados desde 1940 a 1944 bajo la ocupación nazi. Se puede escuchar en Spotify
FUENTES
http://holocaustmusic.ort.org/es/politics-and-propaganda/third-reich/swing-kids-behind-barbed-wire/
http://holocaustmusic.ort.org/es/es/politics-and-propaganda/third-reich/jazz-under-the-nazis/
http://miguelbronfman.homestead.com/ALEMANIANAZI.html
https://historia-radio-tv.wikispaces.com/Marina+Garc%C3%ADa+Benabarre-+El+jazz+en+la+Alemania+nazi
http://www.jotdown.es/2013/04/jazz-y-nazismo-en-el-paris-ocupado/
https://guetobrassband.wordpress.com/tag/jazz-durante-el-tercer-reich/
http://www.lecturasdelholocausto.com/uploads/1/0/9/6/10969104/msica_degenerada.pdf
http://www.dw.com/en/swinging-for-goebbels/a-1124275
https://alephjournal.wordpress.com/2013/03/03/facing-the-music-jazz-and-the-third-reich/
http://elpais.com/diario/2008/03/03/cultura/1204498808_850215.html
Un comentario sobre “Swing Heil! El jazz en la Alemania nazi y los Swingjugend”