Anatomy of a murder

El matrimonio entre el cine y la música ha dado lugar a algunas de las obras más memorables en la historia del séptimo arte. Uno de los ejemplos más notables de esta colaboración perfecta es «Anatomía de un Asesinato» (Anatomy of a Murder), una película que no solo se destaca por su intrigante trama judicial, sino también por su brillante partitura jazzística.

Estrenada en 1959 y dirigida por Otto Preminger, «Anatomía de un Asesinato» se centra en un caso de asesinato y el posterior juicio que sigue. El abogado interpretado por James Stewart, Paul Biegler, se sumerge en la complejidad de la psicología humana y la moralidad mientras defiende a un hombre acusado de asesinar al presunto violador de su esposa. La película destaca por su exploración profunda de los matices legales y éticos que rodean el caso, pero es su banda sonora lo que le otorga una dimensión única.

Anatomy of a Murder es interesante por ser una de las primeras películas en incluir ampliamente el jazz en su banda sonora – compuesta por Duke Ellington y Billy Strayhorn e interpretada por la orquesta de Ellington. Varios de los componentes de la banda de Ellington, en particular Johnny Hodges, Paul Gonsalves, Harry Carney, Russell Procope y William «Cat» Anderson, destacan a lo largo de toda la película, y el propio Ellington aparece brevemente como «Pie-Eye», el dueño de un bar de carretera donde Paul Biegler (Stewart) y Laura Manion (Remick) tienen un enfrentamiento.

La partitura de Ellington no sigue los convencionalismos de las bandas sonoras típicas de la época. En lugar de utilizar una música incidental convencional, Ellington opta por una mezcla audaz de estilos jazzísticos que van desde el swing hasta el blues. La partitura es una amalgama de ritmos y melodías que reflejan la complejidad emocional de los personajes y la intrincada trama.

El jazz en «Anatomía de un Asesinato» no es solo un acompañamiento sonoro, sino un narrador silencioso que comunica estados de ánimo, tensiones y giros dramáticos. La trompeta de Ellington, interpretada magistralmente por Cat Anderson, se convierte en la voz del conflicto interno de los personajes. La trompeta, con su tono melancólico y a la vez enérgico, transmite la dualidad de la trama: la lucha entre la justicia y la moralidad.

La partitura de «Anatomía de un Asesinato» no solo se destacó en la pantalla grande, sino que también dejó una marca indeleble en la historia de la música cinematográfica. La obra de Ellington recibió una nominación al premio Oscar en la categoría de Mejor Banda Sonora Original, consolidando así la importancia del jazz como elemento narrativo en el cine.

«Anatomía de un Asesinato» no solo es un clásico del cine legal, sino también una obra maestra musical que fusiona el mundo del crimen con la emotividad del jazz. La colaboración entre Otto Preminger y Duke Ellington ha dejado un legado duradero, demostrando que la música puede ser más que un simple acompañamiento, convirtiéndose en un componente esencial para la comprensión y apreciación de una historia cinematográfica. El jazz en esta película no es solo música; es la esencia misma de la narrativa, un personaje silencioso que habla a través de las notas, creando una sinfonía única que sigue resonando en la memoria de los amantes del cine y la música.

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