Tras la guerra civil, Barcelona, así como el resto de ciudades españolas, eran ciudades tristes y grises pero ese ambiente cambió, poco a poco, gracias, en gran medida, a la apertura de salas de baile con música de orquesta en directo que, si bien, inicialmente tocaban tangos y valses, posteriormente, irán cambiando sus programas por los nuevos ritmos venidos de Estados Unidos como el Swing o el Boogie.
El Swing, en Barcelona, comenzaría en un bar, el Edén, también conocido como el bar de los negros, dónde se juntaban, alrededor de una gramola, los pocos apasionados que había entonces por la música de Louis Armstrong, Benny Goodman y otros músicos del momento. De ahí se extendería por toda la ciudad y se bailaría swing en salones como el Apolo, el Metropolitano, el Rialto o el Novedades, por citar algunos de ellos.
Pero por encima de todos estos salones brillaría con luz propia el que se conocería como el Savoy de Barcelona, el Salón Amaya, al que consideraban la catedral del Swing. Abierto el 24 de abril de 1943 por Antonio Astell Muro, y ubicado en el Paralelo, antiguamente Marqués del Duero 106 y 108, era un local de amplias dimensiones en el que cabían cientos de parejas de clase social muy diversa pues lo mismo podías ver gente vestida con pieles caras y adornada con ríos de pedrería como a los Gitanos del Swing, auténticos protagonistas del baile en el Amaya. Sus orquestas no solo tocaban temas Swing, también había tiempo para música melódica o más tradicional, momento que aprovechaban los locos del swing para descansar y acicalarse para volver a sus desenfrenados bailoteos y acrobacias en la pista.
En el Amaya se celebraron concursos de baile Swing por pareja siendo una de las más famosas la formada por Blanca y Quique que permanecieron durante mucho tiempo en lo más alto del palmarés del salón. Blanca Alcañiz y Enrique Beltrán ganarían el primer premio del concurso de Swing durante tres años seguidos
Desgraciadamente la vida del Amaya no fue muy larga, a finales de los 40 desapareció y en su lugar se instalarían los Estudios Cinematográficos IFI.
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