(Photo by Irving Kaufman/Underwood Archives/Getty Images)
No es mi intención la de convertirme en el Pepito Grillo de la escena swing pero, si recientemente echaba en falta que la gente pidiese disculpas cuando pisa o golpea a otro bailarín (Una disculpa nunca está de más), en esta ocasión me gustaría llamar la atención sobre la pérdida de otra buena costumbre en las fiestas, y es la de aplaudir a la orquesta cuando finaliza un tema.
Es mucho el trabajo, dedicación, ensayos y, por supuesto, entusiasmo que hay en cada interpretación de los diferentes temas que tocan las bandas para que nosotros podamos disfrutar bailando o, incluso, simplemente escuchando. Solo por eso ya son merecedores de nuestros gratitud y respeto. y que mejor forma de hacérselos llegar que con un aplauso cada vez que terminan una pieza. No cuesta nada y ellos seguro que lo agradecerán.
Así que, a partir de ahora, sería deseable que todos y cada uno de nosotros dedicásemos un aplauso a la orquesta tras cada baile y, por supuesto, a los DJ’s en sus descansos y al finalizar de pinchar.
Creo que nada hay más dulce y adictivo para un artista que el aplauso. Es el combustible que te da la energía necesaria para aguantar en la cuerda floja las críticas malévolas, las dudas paranoicas, la insoportable levedad del éxito. (Miguel Ríos)